
Hay una forma de hacer las cosas: la nuestra. Desde 1920, cuatro generaciones de la familia García hemos perfeccionado un ciclo cerrado donde controlamos cada paso. Porque para nosotros, la excelencia no se delega. Es la promesa que te hacemos en cada pieza.

Todo comienza aquí, con nuestra propia selección de cerdos ibéricos. Controlamos la genética para asegurar un origen excepcional y una pureza racial que definirá el carácter de cada pieza.
Criamos nuestra propia cabaña de cerdos ibéricos para garantizar una calidad y nobleza únicas.

Nuestros cerdos ibéricos de bellota se crían libremente en nuestras dehesas de Extremadura.
Criamos nuestros cerdos de cebo de campo ibérico en nuestras fincas y granjas de Salamanca.

En nuestra fábrica de piensos elaboramos fórmulas exclusivas adaptadas a cada etapa de crecimiento de nuestros cerdos de cebo de campo 75% raza ibérica cuidando cada detalle de su nutrición.

Nuestro matadero propio es el primer eslabón inquebrantable de nuestra trazabilidad, donde la pureza y el bienestar se garantizan desde el origen.
En nuestra sala de despiece, manos expertas y una meticulosa supervisión aseguran la perfecta integridad de cada corte, manteniendo intacta la esencia de nuestro ibérico.

Nuestros jamones maduran en silenciosas bodegas naturales, donde el tiempo esculpe un sabor inigualable, fruto de una paciencia centenaria. Nuestros ibéricos son el reflejo de una elaboración tradicional que ha perfeccionado cada gesto para asegurar la excelencia.
Cada lomo y embutido alcanzan su plenitud en un lento proceso de curación natural, donde el saber ancestral desvela aromas y sabores que solo la paciencia puede otorgar.

Mantenemos un control exhaustivo de todos los procesos, sin intermediarios para ofrecerle la máxima calidad y una trazabilidad garantizada, de la dehesa a su mesa.